Igual que el poeta que decide trabajar en un banco, sería posible que yo en el peor de los casos, le hiciera una llave de judo a mi pobre corazón, haciendo que firme llorando esta declaración: Me callo porque es más cómodo engañarse. Me callo porque ha ganado la razón al corazón. Pero pase lo que pase, y aunque otro me acompañe, en silencio te querré tan sólo a ti. Puedo vivir muriendo un poco cada vez que te vea.
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